08 de Agosto 2009
México se encuentra en una mejor posición económica que en el pasado. Su desarrollo depende en gran parte de las reformas domésticas, la demanda interna y de reformas en la ampliación, y la consolidación y mejor aprovechamiento de los vínculos comerciales. Conforme a los requerimientos que la industria hoy demanda, ante las dificultades que presentan los mercados mundiales y ante la ya implementación exitosa de políticas económicas de ciertos países en desarrollo, es indispensable que los empresarios asumamos a la brevedad y de forma permanente nuestro compromiso de Responsabilidad Social Empresarial (RSE) al participar activamente en la toma de decisiones gubernamentales para buscar la mejora del entorno económico nacional y promover buenos empleos y mejor remunerados.
Aunado a lo anterior existe algo fundamental: adquirir el compromiso de cuidar el medio ambiente y participar con esmero en el desarrollo de las pequeñas y medianas empresas, las cuales representan el 98% del padrón. Los empresarios se ven enfrentados a diversos problemas simultáneos y fuertes tensiones que han de dirimir: los imperativos económicos, prosperar con beneficio, mantener la vitalidad de la organización y adecuarla a los cambios, así como satisfacer a su personal en lo económico y contribuir a su desarrollo humano; todo ello realizado con equidad. Para cumplir con esta RSE se requiere contar con empresas más humanas y altamente productivas, capaces de generar bienestar con solidaridad y una decidida participación en las decisiones importantes del país.
La contribución específica del empresario ante la sociedad es emprender, fomentar, cultivar, incentivar; tener inventiva, creatividad, competitividad y asumir riesgos. El empresario debe ser creador de oportunidades de trabajo. La iniciativa empresarial equilibrada contiene en sí misma el deseo de ser útil, impulsar el bienestar social, económico y medioambiental, el servicio a la comunidad, la reducción de costos con mejora de calidad, el desarrollo tecnológico, el ser competitivo y la obtención de beneficios económicos. Cuando se hace referencia al concepto de competitividad, se refiere de una manera global y duradera de la empresa y no sólo a la competitividad de sus productos o servicios, ya que una empresa puede tener un producto muy competitivo y ser globalmente ineficiente.
La RSE es hoy un factor de competitividad no sólo entre las propias empresas, sino entre países que buscan posicionarse en nuevos bloques comerciales. Si las empresas practican la RSE por razones estrictamente de competitividad, como herramienta, les ayudará a ser percibidas positivamente por mercados nicho, lo cual mejorará su imagen y aumentará su participación comercial. Un gran número de empresas ha reconocido los beneficios básicos de incorporar prácticas y políticas de RSE que representan un modelo de gestión eficiente a nivel económico y esencialmente humano que fomenta la competitividad y que establece una relación sólida y sostenible con el entorno social y medioambiental.
Si una empresa no tiene claramente definido su compromiso social de generación de bienestar y valor, es una empresa a la que no vale la pena invertirle tiempo. Hay que crear empresas que no solamente generen riqueza personal, sino que sepan trascender en su comunidad, empresas de las cuales nos sintamos orgullosos de pertenecer y dejen huella de bienestar. La responsabilidad empresarial, más que una estrategia, debe de ser una cultura de responsabilidad social.
Lic. Jorge García Fernández
Director General y Presidente del Consejo de Administración de Hilasal