En nuestros días cada aspecto de la vida se encuentra en constante evolución, desde la tecnología hasta nuestro comportamiento. Este factor se combina con la innovación para generar un nuevo liderazgo que se caracteriza por su complejidad y frescura. Actualmente podemos observar a las nuevas generaciones tomar el control de la economía y productividad comercial e industrial.
Este nuevo liderazgo se pone en evidencia cuando las máximas posiciones de poder en las grandes compañías son ocupadas por personas pertenecientes a la generación millennial. Es decir, vemos a directores y directoras de empresas con una edad de 30 años, cuando en tiempos anteriores se integraban por hombres (generalmente) de más de 45 años. Y es que más allá de la edad, también se han derribado algunas barreras como la del género, quedando demostrado que el valor de un líder no está marcado por su sexo.
El experto en liderazgo y empowerment empresarial, José Peguero, explica que hablar de liderazgo en México arroja varias vertientes ideológicas sobre la definición de «líder». Aplicado a un tema de campo, se han encontrado liderazgos con métodos diferentes, pero sobre todo, contrarios como el uso del «poder por el poder mismo» y nuevas tendencias como el «uso de la razón».
El poder por el poder mismo da lugar al jefe autoritario que siempre lleva un látigo en la mano para secundar -y asegurar- el cumplimiento de sus exigencias, las cuales no han sido justificadas y muchas veces sin proveer las herramientas necesarias para su ejecución. Este liderazgo tiene como consecuencia la falta de alcance de metas y objetivos, pero sobre todo, un nivel mínimo -y hasta inexistente- de compromiso por parte del equipo de trabajo. Esto provoca una constante rotación de personal, principalmente causada por los empleados que, aunque les gusta su trabajo, se alejan de los «malos jefes».
De igual manera, en el país existe el pensamiento general de que las posiciones de dirección son ocupadas por personas que han sido elegidas pero que no han demostrado su capacidad. Es decir, son líderes por estar en una posición superior en un organigrama pero no tienen la fuerza para decidir y llevar proyectos al éxito por sí mismos, sino que dependen del trabajo de la gente que se encuentra detrás -o debajo- de él. Estas personas son conocidas como «líderes ocultos» que lamentablemente no obtienen el apoyo que se merecen y su crecimiento es limitado.
A pesar de este panorama, últimamente ha surgido un nuevo líder que comprende las nuevas formas de pensamiento, pero sobre todo, que las utiliza para el beneficio de su proyecto y su equipo de trabajo. A este nueva corriente de influencia se le denomina como Nuevo Liderazgo Activo (NLA).
Su principal objetivo es incluir a las nuevas generaciones para la expansión y consolidación de las misiones empresariales al mismo tiempo que incrementa las probabilidades de un máximo rendimiento de las unidades de trabajo al generar equipos eficientes y autosustentables con canales abiertos de comunicación horizontal y vertical. Unifica entidades corporativas y rompe las barreras de jerarquía, proponiendo un nuevo modelo inclusivo que conjunta al personal con la alta dirección.
Además, se ha librado del acaparamiento de conocimiento y ha entendido que la comunicación de información privilegiada contribuye a la generación de nuevos líderes, formando un ecosistema integral que impulsa el poder de decisión en todos los niveles de las corporaciones y proporciona de herramientas para que los colaboradores y empleados crezcan de manera profesional y personal, sintiéndose una pieza clave y fundamental en la estructura de la compañía.
El nuevo líder está al pendiente de los detalles y de que las cosas sucedan. Deja correr los proyectos y los supervisa continuamente, al mismo tiempo que capacita y orienta a cada miembro de su equipo.
El NLA es generador de propuestas e ideas. Involucra al equipo, pide opinión y sugiere nuevas técnicas; da confianza al personal y le da conciencia del autoestima. El nuevo líder sabe y comprende que no puede solo y que necesita ayuda de su equipo para lograr los objetivos.
El desarrollo del personal se convierte en el empoderamiento base para encaminar al empleado a sentirse satisfecho de su trabajo, por lo cual el líder activo busca activamente el crecimiento a corto y mediano plazo de su equipo. Este desarrollo genera un lazo de conexión entra la empresa y el trabajados que radica en el ganar-ganar, es decir, la compañía crece financieramente al mismo tiempo que garantiza el crecimiento de sus unidades laborales.
Si un líder no desarrolla a su personal, lo estará llevando al punto de fastidio y aburrimiento. El hecho de generar nuevos líderes no pone en riesgo la posición de un líder, al contrario, abre caminos y nuevas puertas para el futuro. El nuevo líder busca nuevos retos y asume la responsabilidad de hacer crecer a su equipo.
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Estas transformaciones influyen en los equipos de trabajo para aumentar el valor de una compañía o institución.